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Foto del escritorMilagritos Tuesta Vela

Cuadro de análisis sobre aspectos contextuales del fragmento de la quinta carta “La resistencia”

Fragmento de la quinta carta “La resistencia” de la obra La resistencia de Ernesto Sabato.

En el vértigo no se dan frutos ni se florece. Lo propio del vértigo es el miedo, el hombre adquiere un comportamiento de autómata, ya no es responsable, ya no es libre, ni reconoce a los demás. Se me encoge el alma al ver a la humanidad en este vertiginoso tren en que nos desplazamos, ignorantes atemorizados sin conocer la bandera de esta lucha, sin haberla elegido.

El clima de Buenos Aires ha cambiado. En las calles, hombres y mujeres apresurados avanzan sin mirarse pendientes de cumplir con horarios que hacen peligrar su humanidad. Ya sin lugar para aquellas charlas de café que fueron un rasgo distintivo de esta ciudad, cuando la ferocidad y la violencia no la habían convertido en una megalópolis enloquecida. Cuando todavía las madres podían llevar a sus hijos a las plazas, o visitar a sus mayores. ¿Se puede florecer a esta velocidad? Una de las metas de esta carrera parece ser la productividad, pero ¿acaso son estos productos verdaderos frutos?

El hombre no se puede mantener humano a esta velocidad, si vive como autómata será aniquilado. La serenidad, una cierta lentitud, es tan inseparable de la vida del hombre como el suceder de las estaciones lo es de las plantas, o del nacimiento de los niños. Estamos en camino, pero no caminando, estamos encima de un vehículo sobre el que nos movemos sin parar, como una gran planchada, o como esas ciudades satélites que dicen que habrá. Ya nada anda a paso de hombre, ¿acaso quién de nosotros camina lentamente? Pero el vértigo no está sólo afuera, lo hemos asimilado a la mente que no para de emitir imágenes, como si ella también hiciese zapping; y, quizás, la aceleración haya llegado al corazón que ya late en clave de urgencia para que todo pase rápido y no permanezca. Este común destino es la gran oportunidad, pero ¿quién se atreve a saltar afuera? Tampoco sabemos ya rezar porque hemos perdido el silencio y también el grito.

En el vértigo todo es temible y desaparece el diálogo entre las personas. Lo que nos decimos son más cifras que palabras, contiene más información que novedad. La pérdida del diálogo ahoga el compromiso que nace entre las personas y que puede hacer del propio miedo un dinamismo que lo venza y les otorgue una mayor libertad. Pero el grave problema es que en esta civilización enferma no sólo hay explotación y miseria, sino que hay una correlativa miseria espiritual. La gran mayoría no quiere la libertad, la teme. El miedo es un síntoma de nuestro tiempo. Al extremo que, si rascamos un poco la superficie, podremos comprobar el pánico que subyace en la gente que vive tras la exigencia del trabajo en las grandes ciudades. Es tal la exigencia que se vive automáticamente, sin que un sí o un no haya precedido a los actos.

La mayoría de la humanidad es empleada de un poder abstracto. Hay empleados que ganan más y otros que ganan menos. Pero ¿quién es el hombre libre que toma las decisiones? Ésta es una pregunta radical que todos hemos de hacernos hasta escuchar, en el alma, la responsabilidad a la que somos llamados. Creo que hay que resistir: éste ha sido mi lema. Pero hoy, cuántas veces me he preguntado cómo encarnar esta palabra. Antes, cuando la vida era menos dura, yo hubiera entendido por resistir un acto heroico, como negarse a seguir embarcado en este tren que nos impulsa a la locura y al infortunio. ¿Se le puede pedir a la gente del vértigo que se rebele? ¿Puede pedirse a los hombres y a las mujeres de mi país que se nieguen a pertenecer a este capitalismo salvaje si ellos mantienen a sus hijos, a sus padres? Si ellos cargan con esa responsabilidad, ¿cómo habrían de abandonar esa vida?

La situación ha cambiado tanto que debemos revalorar, detenidamente, qué entendemos por resistir. No puedo darles una respuesta. Si la tuviera saldría como el Ejército de Salvación, o esos creyentes delirantes —quizá los únicos que verdaderamente creen en el testimonio— a proclamarlo en las esquinas, con la urgencia que nos ha de dar los pocos metros que nos separan de la catástrofe. Pero no, intuyo que es algo menos formidable, más pequeño, como la fe en un milagro lo que quiero transmitirles en esta carta. Algo que corresponde a la noche en que vivimos, apenas una vela, algo con qué esperar.


Extraído de: quinta carta de la obra La resistencia de Ernesto Sabato.


 

ASPECTOS CONTEXTUALES DEL FRAGMENTO DE LA OBRA LA RESISTENCIA


POLÍTICO

En este fragmento se muestra cambios políticos, donde somos dominados de alguna u otra forma por un “poder abstracto” (el gobierno) y ni siquiera somos conscientes de ello, de cómo las políticas que cada día se implementan en relación a la industrialización nos repercuten.


ECONÓMICO

Aquí se puede ver que tenía una buena economía ya que resalta que usan vehículos algo que se puede ver en ciudades, además “Estamos en camino, pero no caminando, estamos encima de un vehículo sobre el que nos movemos sin parar”, también menciona las ciudades satélites haciendo referencia a ciudades grandes y llenas de tecnología. Por último a través del contexto estudiado podemos ver que hace referencia al capitalismo que empezaba a penetrar el modelo económico de Argentina y donde predomina la industrialización, donde el autor señala el apuro de las personas por hacer más y más dinero, trabajando y haciendo las cosas muy rápido, sin detenerse a disfrutar.


SOCIOCULTURAL

En el aspecto sociocultural menciona que “hombres y mujeres apresurados avanzan sin mirarse pendientes de cumplir con horarios que hacen peligrar su humanidad.”, esta cita se refiere a cómo las personas por estar pendientes de sus obligaciones empiezan a perder aquellos valores que los vuelve humanos. Por otro lado, encontramos la aparición del consumismo y el descontento que siente hacia la forma que el estado ejerce poder.


LITERARIO

En el fragmento se nota la aparición de un nuevo estilo de narración sobre la realidad social, y se da la renovación de las técnicas narrativas y la frecuente experimentación con el lenguaje.


VÍNCULO CON LA CUESTIÓN GLOBAL: Cultura, identidad y comunidad.

El avance de la tecnología y el consumismo está provocando que las personas pierdan sus valores y lleven una vida acelerada, poniendo de lado a su cultura y teniendo como resultado el cambio de su identidad, el distanciamiento de su comunidad, y el uso excesivo de la tecnología.

 

Elaborado por: Fabiana Sena, Ruth Jimenez, Civio Vasquez y Milagritos Tuesta.


 

Sabato, E. (2000) La resistencia. Editorial Planeta Argentina S.A. I.C. Impreso en Argentina.

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